Este año, al hacer mi viaje anual a España para visitar la familia, decidí hacer una labor social, rescatando bebés en las puertas de los abortorios con los Rescatadores Juan Pablo II. Solo había sido mi segundo día de rescates cuando me encontré con una situación dolorosa y chocante; paramos a una mujer musulmana que nos contó su historia, y como todas las historias que tienen que ver con el aborto, era difícil de escuchar, especialmente para una chica joven con toda su vida por delante. Esta señora no iba a abortar porque quería, sino porque a su marido le molestaban los «ruidos que los otros dos niños hacían.» ¡Absurdo! El año pasado, cuando escribí una entrada para este blog, me desahogué con el publico de lo machista e misógino que es el aborto. Como feminista católica que SI se preocupa por la mujer, voy a reiterar mi posición y afirmar que el aborto, sin duda, es, ademas de una matanza, una subyugación de lo mejor de la mujer y, por extensión, la sociedad: la maternidad, la habilidad de cuidar, de darlo todo a una persona que no sea el «yo.» Yo creo, que los hombres, en vez de subyugar la maternidad, deberían de aprender de la generosidad de las mujeres. Isabel V. Grace, desde New Jersey, EEUU.
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