Llegó en primavera, como el olor a las flores, el buen tiempo y los colores; más bella que la primera luz de la mañana, más hermosa que reflejo de la luna sobre el agua. Su rostro nos llenó de alegría y su sonrisa nos conmovió a todos. Lloré largo rato cuando vi su rostro la primera vez y lloro de nuevo al escribir esto. Ella es un milagro. Su joven mamá la dio en adopción. No prefirió su muerte. Ha sido realmente valiente, y su mamá adoptiva reza junto a su bebé todos los días por ella. Cuando la vi, lloré por tantas madres que no me escucharon en la puerta de los abortorios, por sus hijos arrancados de sus vientres… Ellos no tuvieron la oportunidad de decidir. Lloré porque los rescatadores no podemos hablar nunca de adopción: es una palabra tabú. Se prefiere el fin de una persona a una vida junto a los papás que sí te han deseado…
Pero volvamos a la pequeña Primavera… Ella nació con algunos problemas médicos, necesitará varias operaciones aunque podrá hacer una vida bastante normal. La operaron por primera vez al día siguiente de nacer y un mes después vuelven a intervenirla. Pero ella está tranquila, es paciente, dulce y fuerte. Su presencia lleva paz a su alrededor y su tierna mirada derrama vida y luz. Ella es un regalo del Cielo. Llegó en primavera, con la brisa tibia, con canciones en las manos e infinitas alegrías. Llegó para quedarse, para traer su sonrisa, para mostrar la esperanza que su madre ató en sus manitas. Ella llegó y estamos felices porque su pequeño corazón llena los de todos los que la queremos. Alejandra Mª R. A.