Rosy solo tenia 27 semanas de embarazo cuando nació su niña. Nadie daba por seguro que saldría adelante. «¡Era tan pequeñita!» Su madre sin recursos económicos, y una mala situación personal, escuchaba angustiada a los médicos. Casi dos meses en el hospital, y hoy por fin se va a casa.
Esta luchadora ha llegado con «un pan debajo del brazo», su madre tiene un futuro esperanzador, y ella también.
(Foto hecha el día que llego a casa).