Las trituradoras estaban detrás del mostrador de la recepción

Los bebes que salían vivos los pasaban por una trituradora. A finales de 2007, después del registro de TBC y Ginemedex, las dos clínicas de Morín, la Guardia Civil detuvo al doctor, a su mujer y a otros cuatro colaboradores. Más adelante, la juez ordenó la detención de otros siete médicos, los cuales quedaron en su totalidad en libertad provisional. Ahora todos libres. Un fragmento de una conversación telefónica entre dos médicos empleados de Carlos Morín en Barcelona: … en España el «riesgo psíquico» permite abortar hasta los 9 meses, si hace falta, EltestigoFiel

Carlos Morín se hizo de oro cobrando entre 450 y 6.000 euros por aborto (precios de hace 5 años). Vivía ostentosamente, compraba coches y viviendas de lujo y, pese a las numerosas denuncias, la consejera catalana de Sanidad, Marina Geli, siempre lo protegió y negó cualquier irregularidad. Fue una periodista danesa, alarmada por el «turismo abortivo» de mujeres de avanzada gestación, la que grabó con cámara oculta un escandaloso reportaje en el que el propio doctor explicaba sus técnicas. Carlos Morín llevaba a cabo abortos en embarazos a término y fetos de siete y ocho meses. Para ello se amparaba en el supuesto de «peligro para la salud de la madre» falseando documentos y ecografías. Esta semana han declarado en el juicio los guardias civiles que registraron las clínicas y que, entre las numerosas pruebas, encontraron la instalación para las trituradoras industriales, escondida bajo los lavabos. LaRazon
Fue un reportaje de investigación de la televisión danesa DR la que destapó en octubre de 2006 esta presunta trama de abortos ilegales. El caso generó un gran revuelo en la opinión pública, tras conocerse que el doctor Morín había llevado a cabo supuestamente interrupciones del embarazo más allá de las siete semanas, que también había practicado abortos a menores de trece años, que utilizaba máquinas trituradoras para deshacerse de los fetos, escondidas detras del mostrador de recepción. También alertaban que los ginecólogos que trabajaban para el médico peruano cobraban por ello hasta 8.000 euros al mes, y que el Calos Morín, que tiene SIDA, practicaba las operaciones bajo otro nombre. La Región

 

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