La venta de misoprostol en Argentina, fármaco que sirve para abortar y cuya venta al público se autorizó a fines de 2018 fue suspendida la semana pasada por la Justicia.  La jueza subrogante en el Juzgado Contencioso Administrativo Federal Nº 11, Cecilia Gilardi de Negre, de manera parcial cautelar, rechazando la nulidad del citado protocolo y admitiendo la suspensión de la venta de misoprostol, solicitada por dos asociaciones civiles contra la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat). La Asociación Civil Portal de Belén defendio que «el uso del Misop 200,  de los laboratorios Domínguez, de modo indebido, tanto en las dosis como en las indicaciones recomendadas, puede ser nocivo para la salud fetal y materna».

El misoprostol, al igual que otras prostaglandinas, produce maduración cervical, dilatación y reblandecimiento del cuello uterino, disminuyendo la cantidad de fibra de colágeno y permitiendo que se intercale entre ellas una mayor cantidad de agua. Además, y de forma consecutiva, aumenta la frecuencia y la intensidad de las contracciones del músculo liso uterino, de forma que las fibras se orientan en el sentido de la tensión ejercida sobre ellas, facilitando así la expulsión del contenido del útero.  Por supuesto, no faltaron las críticas por parte de asociaciones e instituciones abortistas. LaVoz,