¡Estábamos tan contentos! Llevabamos varias horas en rescates, muchos rescates, ninguno difícil.

Unas chicas de unos 20 años salen del abortorio que llamamos los resacatadores «el cementerio». Pasan a nuestro lado y aprovechamos para darles información de ayudas. Una de ellas comenta que lo hizo hace unos años. Seria, explica que abortó en el mismo de donde salían. Los padres de la que a a abortar la aconsejan que lo haga, «que se quite el problema ya«.
Después de unos minutos, vemos que quieren seguir escuchando. No la conmueve que sea su hijo, nada la inmuta. Repite muchas veces, «no lo quiero». Al cabo de un rato las decimos que es su decisión que su hijo no viva. Entonces las dos preguntan: ¿estáis a favor de los toros? Y sin que de tiempo a contestar, las dos a la vez afirman:
Para nosotros matar un toro es igual que abortar a este.
Las despedimos. Nos asquea.
Marta y Concha, rescatadores Juan Pablo II
(Foto: bebé abortada de 16 semanas de gestación por inyección salina)