Una joven fue al hospital para hacerse el aborto y luego se arrepintió, pero la retuvieron allí. Eso lo resolverá la Justicia. Y lo horroroso, según dicen los medios, es que el bebé nació viva y fue asfixiada y que fue tirada como tiramos las papas podridas en una bolsa de basura. Es un horror. Clama el cielo este horror. Inaceptable e injustificable. Ahora el tema está en un pleito judicial.
En las últimas horas se difundió un documento contundente y que terminaría por comprometer la situación de la doctora Miranda Ruiz, la médica del hospital Juan Domingo Perón, de Tartagal, que practicó el aborto de una bebé con 22 semanas y dos días de gestación a una joven gestante que previamente se había arrepentido y pedido a los profesionales sanitarios no seguir adelante con el procedimiento. La niña nació viva y para matarla la metieron en una bolsa de color rojo.
Las redes sociales difundieron la denuncia efectuada en la Fiscalía Penal 2 de Tartagal (Salta, Argentina). JPM, iniciales de la joven gestante de 21 años, con domicilio en Salvador Mazza, efectuó la denuncia por el caso sucedido el 24 de agosto a las 18 en el hospital de Tartagal.
JPM siguió con su denuncia y reveló que la bebé por nacer tenía un nombre: «Yo le iba a poner de nombre Milagro a mi hija. Yo le dije a la doctora Miranda el día 24 agosto que quería continuar con el embarazo, pero no me hizo caso y me hizo abortar. Yo me arrepentí de hacerme el aborto y quería que mi hija esté viva». Agencias, InfoCatolica.