Más médicos ya revierten el efecto de píldoras abortivas cuando las madres se arrepienten a mitad del proceso.

Alveda. King (sobrina de Martin Luther King) delante de la multinacional del aborto: «lamento mi aborto»

El doctor Dermot Kearney, que fue presidente de la Catholic Medical Association del Reino Unido, ha obtenido una rotunda victoria para la causa provida y la buena ética médica en el Tribunal Supremo británico, y ha dejado en ridículo al antes prestigioso General Medical Council (GMC), el organismo que puede retirar las licencias para ejercer la medicina, señalando sus prejuicios anticatólicos y su absoluta docilidad a la patronal abortista. El doctor Kearney es cardiólogo, pero en los últimos años, aprendiendo de experiencias de Estados Unidos, salvaba vidas de bebés de madres que tomaban píldoras abortivas y se arrepentían a mitad del proceso. Las clínicas abortivas, para ahorrar costes, entregan dos píldoras abortivas a la mujer, que se las ha de tomar en casa, dejando pasar 24 horas entre una y otra. Es un proceso psicológicamente duro, a menudo realizado en soledad.

Después de tomar la primera, y esperando a la segunda, muchas se arrepienten, sienten que lo que hacen está mal, e intentan hacer algo para salvar al bebé. Hasta hace un tiempo, su única opción era ir a un centro médico caro y pagar hasta mil libras por intentar detener el proceso, algo que muchas no podían pagar. Pero Dermot Kearney y otro médico católico empezaron a ofrecer una alternativa: prescribieron progesterona a las arrepentidas, con lo que conseguía salvar aproximadamente a la mitad de los bebés en riesgo a causa de la primera píldora abortiva y muchas madres llegaban a abrazar al bebé que intentaron matar. Religion en Libertad

Hace 7 años, dos estados de Estados Unidos, Arkansas y Arizona, aprobaron recientemente sendas legislaciones que obligan a los médicos que prescriben drogas para inducir abortos a informar a los pacientes que el aborto puede ser revertido, aún después de iniciado.

La primera investigación la llevo a cabo y documentada fue la del Dr. Matthew Harrison en 2006, médico científico que ha llevado a cabo multitud de nacimientos cuando la mujer después de tomar Mifepristona, y arrepentirse, se le suministraba la dosis adecuada de progesterona. 

El Dr. George Delgado, director de Servicios para la Cultura de la Vida y Familia (COLFS) del Condado de San Diego, recibió una llamada urgente de una mujer en esa situación en 2009. Comenta: «Los dos llegamos a la misma solución cada uno por su lado, Harrison y yo».

El protocolo actual para un aborto médico es una combinación de dos medicamentos que se administra hasta la semana 10 del embarazo. Primero, se administra el mifepristone para bloquear los recepetores de progesterona. Sin la progesterona, la placenta se separa y el bebé deja de nutrirse y muere. Después de 24 a 48 horas, se administra un segundo medicamento llamado misoprostol, que provoca que el útero se contraiga y expulse los restos del bebé nonato muerto.

Si una mujer cambia de opinión y no ha tomado el segundo medicamento, existe la oportunidad de revertir el efecto del mifepristone. Allí es cuando administramos un suplemento de progesterona, una dosis más elevada los primeros tres días y más baja durante el resto del primer trimestre. Kofc.org

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