Una llamada al teléfono de 24 horas. Cada día llegan decenas. Una chica está pensando en abortar por la presión del entorno. Su pareja no quiere saber nada del bebé. No es española, el centro de salud no quiere hacerla un seguimiento de su embarazo al tener solo el pasaporte, pero si aborta si se lo cubre. Está sola en España, tiene un trabajo solo de unas horas. Vive en una habitación. Todo encaja en la situación normal en España. Encuentra un segundo trabajo. Está más animada. Cuando la van a contratar la preguntan si está embarazada. Contesta que está de pocos meses de embarazo. La pareja que la va a contratar la contestan:
«Si abortas te contratamos pero si sigues embarazada ni hablar, es tu problema, ¡apáñatelas!«
Ella se va triste. Nadie apoya que su hijo no viva.
Una antigua conocida nos llama al teléfono 24 horas de ayudas. Cuando la conocemos rompe a llorar. Se desahoga. Por fin una mano tendida. Marta V. Rescatadora Juan Pablo II