Es muy pronto, y encima sábado. No estamos cerca de la puerta del abortorio El Bosque, pero si en la misma acera. No se oye nada en esta zona de alto nivel adquisitivo de Madrid. Vamos llegando los rescatadores Juan Pablo II. Nuevo día lleno de esperanzas. Pasa media hora y nos sorprende gratamente la ausencia de “clientes” para abortar. Lamentablemente, el tiempo nos hace volver a la realidad y el flujo de mamás comienza a salir y entrar de la clínica. Tan solo somos 3 y no podemos llegar a tantas mujeres como nos gustaría. Algunas nos escuchan, otras nos dicen que es tarde, … Vemos que una chica se baja de un coche con su madre y una niña de apenas un año. La chica se mete en la clínica y no logramos hablar con ella, pero sí con la madre (abuela) que se queda fuera paseando a la niña. Nos dice que no habla español, que viene de Francia. Le explicamos quienes somos y lo que ofrecemos para que su nieta/o tenga la oportunidad de vivir. Me sorprende ver una vez más a franceses por aquí, no por el hecho de serlo, sino por el hecho de que tan solo vienen a España para abortar, haciéndose un largo viaje en coche para llegar a la clínica. 

¿Por qué les compensará? 

Hoy eran las pruebas, y ojalá se volviesen a Francia sin tener que quitarle la vida a nadie. Desconozco la situación de ellas, no somos quién para indagar ni cuestionarles, solo queríamos ofrecerles ayuda, nos ha escuchado y nos ha regalado un momento con su bebé, y digo regalado porque creo que a ninguno de los rescatadores se nos olvidará esos ojitos y esa sonrisa tan preciosa que llevaba la niñita. Rezaremos por tu hermanito/a y quien sabe, si, de aquí a la próxima cita…tenga una oportunidad. Adriana, Santiago y Guillermo, Rescatadores Juan Pablo II