El frío se mete en los huesos, el abortorio está entre 4 cruces de calles. No hay hueco para resguardarnos. Van llegando los rescatadores. Un chico está dando vueltas alrededor de la puerta del abortorio. Nosotros estamos lejos pero vemos que enciende varios cigarrillos. Los tira a medias. A los 45 minutos se acerca a una señora de unos 50 años que va con una chica. Cuando les damos un folleto con ayudas para seguir adelante con su bebé se paran a escuchar. José Luis un rescatador nuevo se queda mirando al chico, está triste, da una patada al muro y nos mira con pena y se aleja de ellas, porque la frialdad de esta madre e hija es helador. Ella acaba de terminar con su bebe y simplemente escucha y da las gracias, no se la ve afectada. La abuela del bebe abortado esta agarrándola como si hubiera hecho algo bueno, sonríe, solo dice: ¡Perdemos el autobús! ¡que eso sí es importante!. Ese bebé NO es Nada para ellas, pero si para nosotros. Le hemos puesto un nombre, un nombre ilustre, el santo del día 11 de enero. Paula, Nayeli, Marta, Juan y José Luis, Rescatadores Juan Pablo II.
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