¡Ojalá hubiera habido alguien en la puerta del abortorio Dator cuando fui yo a abortar!

Esperanza Puente es la presidenta de la Asociación Voz Postaborto, donde se dedican a dar a conocer las consecuencias del aborto, a concienciar a la sociedad y a crear comunidad para que nadie que pase por esta experiencia tenga que hacerlo en soledad. Fui presidenta de una asociación en el año 2005 que se llamaba Asociación de Víctimas del Aborto, que al final se disolvió. Es una pena porque entiendo que haya que apoyar a la mujer que siga adelante con su embarazo, por supuesto, pero es verdad que se abandona a la mujer y al hombre después de pasar por un aborto provocado. No hay ayudas de ningún tipo, ni económicas, ni siquiera de profesionales.

Hace 27 años, Esperanza vivió un aborto provocado. Desde entonces, y bajo la experiencia de lo que supuso para ella, se ha dedicado a ayudar a madres en situaciones de vulnerabilidad ante el embarazo, por un lado; y por otro, a dar a conocer las terribles consecuencias, mentales y físicas, que un aborto tiene para las mujeres que lo sufren. Por ello, Esperanza habla en primera persona ante esta realidad a la que cada vez más mujeres se ven abocadas. Hay una cosa que está muy clara y por eso es tan discutible el tema del postaborto. Existe, pero es discutible en cuanto a que no hay estudios o por lo menos hay pocos estudios. Los estudios serios que hay hablan de porcentajes del 60 % de las mujeres sufren depresión. En el cien por cien de los casos, las mujeres van a sufrir el postaborto. El aborto provoca tres heridas importantes. La herida humana, que es la psicológica. La herida espiritual, que es una cuestión de conciencia, no es una cuestión de religión. Ni siquiera es una cuestión de ideología. La herida espiritual tiene que ver con que los seres humanos somos los únicos animales que nacemos con conciencia para discernir entre lo que está bien y lo que no está bien. Y eso es otro hecho objetivo. Está herida si tienes fe va a ser un poquito más leve. Las mujeres que tienen fe o que han tenido alguna formación religiosa tienen la esperanza del perdón. Pero las mujeres que no han tenido formación religiosa o que no se les ha transmitido la fe a lo largo de su vida, son mujeres que viven sin esperanza.

¿Qué opina sobre la pena de cárcel para aquellas personas que acuden a los alrededores de los abortorios a rezar y a ayudar a esas madres?–Me parece una vergüenza, una aberración, no tendría palabras despectivas para describir lo que me parece esta locura. Las mujeres necesitan ayuda antes de entrar en un centro de abortos, y si entran y acaban abortando, también necesitan ser escuchadas. Necesitamos que alguien nos saque de ahí, aunque sea de los pelos. Así que si hay alguien fuera y nos puede parar y preguntar qué necesitamos es necesario, no solo por salvar vidas humanas, sino porque la mujer lo grita, incluso la que va acompañada. Le va gritando a su familia, al novio de turno que la acompañe: «sácame de aquí. No quiero estar aquí»El Debate

¡Gracias Esperanza por dar voz a los que Nadie Quiere!

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